miércoles, 28 de julio de 2010

Las pruebas nucleares bajo tierra no paran ni en fin de semana. Las explosiones despiertan gigantes dormidos. Kataysa y Famara lloran desconsoladas mirando La Palma, los gritos se oyen a kilómetros. Ahora llueve ceniza en el norte.
El nivel de radiación es alto. Los helicópteros rastrean la zona en busca de cobayas.

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