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Un día los helicópteros dejaron de aparecer, lo que permitió a Kataysa y Famara trabajar día y noche hasta finalizar el cometido.
Desde los campos de cereales de Tegueste, Kataysa se despide de Famara:
-"Adiós, gracias por dejarme ser tu hermana"
Famara contuvo las lágrimas hasta verla marchar. Comprendió que aquel era su destino
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